viernes, 7 de marzo de 2008
Cuando te das cuenta que los superhéroes caminan a tu lado
En alguna cena de esas donde las discusiones vizantinas brotan, comentábamos sobre lo que uno busca en esta vida, hubo quienes dijeron "amor", otros "felicidad", los hubo simples que solo buscaban "satisfacción", pero ¿saben?, esa pregunta rondo por mi mente durante varios días, y es cierto, tal vez nuestras necesidades difieren dependiendo más que nada de la etapa en la cual nos encontremos, hoy podría decir que yo lo que más busco en la vida es tiempo para mi, hace algunos meses, pues buscaba estabilidad, es relativo creo yo, esta necesidad va más alla, es una conceptualización más de fondo.
Hoy puedo decir claramente que lo que yo busco en esta vida es poder dejar algo de mi en los seres que se encuentran a mi alrededor, que el día que ya no me encuentre por estos lares y ya no les quite más oxigeno vital, haya momentos en los cuales alguien se acuerde y diga "el Anuar me dijo esto", "o Anuar me hubiera dicho", o "asi pensaba ese guey", que la gente tenga presente lo que era, yo creo que parecerá arrogante, pero no lo veo asi, obviamente, también habrá quienes me utilicen para mostrar carencias, obviamente a ojos de todos no soy un ser igual, y eso me queda claro, pero si, tal vez eso es lo que busco en esta vida, dejar un granito de mi en alguien.
¿Porque digo esto? Pues porque hoy recuerdo a un ser que aún sigue mostrandome como poder caminar de cierta forma, pero sobre todo de la forma correcta. Lo recuerdo bien (y no nos remitimos a los programas gringos del 911), lo conocí desde que pude abrir los ojos, ahi fue donde me enseño que siempre será posible y formidable tener la capacidad de quitarse el bocado de su plato para compartirlo con quienes más lo necesiten. Me queda claro que mucho de lo que tiene mi familia (papá, mamá y mi hermana), es gracias a él, pues cuando la carencia llegó a casa de mis padres, el siempre nos estiró la mano.
Como todo ser humano, tenía un enorme defecto, era alcohólico, y era agresivo cuando estaba en ese estado, cosa rara, solo bastaba con que nos juntáramos toda la banda pesada en su casa, para que olvidara el alcohol, y nos sentara a su alrededor, asi que salía corriendo a la panadería por bolillos para todos, y se ponía a cocinar para todos sus deliciosos frijoles con chorizo, y degustábamos unas deliciosas tortas, obviamente se divertía con nuestras ocurrencias, y nosotros éramos felices a su lado, y en ese estado. Años después, después de una severa crisis, Gracias a Dios se alejó de ese vicio, y él y yo compartimos el mismo vicio, La COCA-COLA.
Amó a una sola mujer como no tienen una idea, era increible ver el amor que a pesar de los años, le profesaba y el cuidado que tenía sobre ella en sus enfermedades, tan es así, que tuve la fortuna de estar con él en sus bodas de oro, y ver el brillo de sus ojos cuando vió entrar a su amada por el camino de la iglesia nuevamente, es como para enmarcar, si, ese brillo que seguramente tuvo cuando ella recorrió ese pasillo por primera vez.
Era yo muy pequeño cuando compró su primer auto, lo hizo con el dinero de su jubilación, y fue una hermosa camioneta amarilla (tal vez por eso mi amor a las camionetas), nos gustaba ir a la cabaña en ella los fines de semana, todos montados en la parte de atrás, nos sentíamos todos unos forajidos malos, obviamente, aqui habría que agregar que todos íbamos con el sombrero puesto, gusto que nos inculco, afortunadamente, gracias a que se dió cuenta de mi gusto por sus sombreros me dejó todos los que tenía, incluyendo mi favorito, aquel de charro, hermoso, y con el cual aparece en todas las fotos de la historia de la Cruz Azul.
¿Lloraba? Claro, era un ser humano como cualquiera de nosotros, y recuerdo cuando yo lo hice llorar, son de los momentos que me han dejado más marcado en mi vida, pues sin quererlo lo lastimé, estábamos en una comida familiar, me miró y me dijo, ""porque estás triste?", comencé a llorar, era como mi padre, no le podía ocultar nada, me crié en su casa, por eso me conocía tan bien, así que me fui con él y con su esposa a mi cuarto, y solo pude decirles "me voy a divorciar", soltó las lágrimas, y me dijo, "ay hijo mío, discúlpame, yo debí de haber estado ahi", y es que si, fue mi padrino de velación cuando contraje matrimonio, esa, esa fue la primera vez que lo vi llorar. Se sentía fracasado, por primera vez no pudo cumplir una misión.
Podría seguir escribiendo y escribiendo líneas sobre este personaje que aunque pareciera ficticio, y que mucha gente se pueda preguntar, ¿realmente existió? solo me resta cerrar, con el último detalle que me hizo cambiar mi perspectiva. Él se encontraba ya muy enfermo (cancer terminal), lo había invadido en todo el cuerpo, y para nosotros era toda una tradición ver el desfile de la Cooperativa desde su casa, así que ese día nos juntamos toda la familia a aplaudir a los trabajadores, él ya en cama, casi derrotado, y como buen superhéroe pidió su uniforme, se vistió, a pesar de que el dolor se mostraba en su rostro, asi que ya con su vestimenta, a paso lento, se acercó a la ventana, y sin emitir sonido alguno, su cara, a pesar de que el dolor le llenaba el cuerpo, abrió la ventana y por última vez apreció el desfile, fue mágico ver como la comitiva, sus compañeros de trabajo, y quienes lo conocieron, voltearon a la ventana, y la ovación no fue para los que se encontraban caminando, sino para aquél hombre quien a pesar de la terrible enfermedad, y el dolor que ésta le infringía se volvió a uniformar para honrar a la empresa que le dió la vida y le dió de comer.
Así, así es como se hacen los superhéroes, no con trajes, no con super poderes, solo con el corazón, y con el cariño que se ganan a pulso, con sus acciones y sobre todo con todo lo que tienen en sí para regalar a quienes estamos cerca de ellos, y claro, a quienes no lo están, por eso son superhéroes. Hoy se que de grande quiero ser como él, dejar huella en alguien, y que con el paso del tiempo la gente lo recuerde, yo, cuando lo hago, solo alcanzo a esbosar una sonrisa, pues es una parte importante de mi vida. Y lo extraño.
Hoy, venga el homenaje a quien me enseñó a ser un ser humano, y creer y luchar por lo que quieres, a defender y ponerte la camiseta de la empresa a la cual trabajes, a saber que vale más un apretón de manos y la palabra que cualquier documento, pero sobre todo que las promesas no se rompen.
Y por eso te digo lo siguiente Papá Lito: Hoy que se celebran 3 años de tu partida, te extraño, te prometí que jamás te olvidaría, y creeme que día a día sigues presente, porque LAS PROMESAS NO SE ROMPEN.
Sigues viviendo en mi corazón.
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